miércoles, 5 de mayo de 2010

Rabietas de niño pequeño

Llevo unos días escribiendo artículos que no dejan títere con cabeza, desde Belén Esteban, la que ayer corroboraba mi teoría cuando la ví en MQB opinar sobre el rescate griego..., pasando por los sindicalistas, Bono... y hoy le toca a Montilla al que podré calificar de como pone en el título: "Niño pequeño con una pataleta".

Y es que mientras el discutido Estatuto de Autonomía estaba siendo estudiado por el Constitucional, el Presidente de la Generalitat, proclamaba la cautela y decía confiar en los magistrados del órgano judicial. Ahora, cuando pintan bastos para el Estatut, y parece que finalmente va a ser rechazado, misteriosamente, hemos cambiado de opinión, decimos que el Constitucional está anclado, que necesita renovarse... Coincido señor Montilla con usted en que hay que cambiar el sistema del Constitucional, pero vaya por Dios, se da cuenta usted ahora, mientras les ha servido tanto a PSOE como a PSC para sacar adelante leyes anticonstitucionales, porque lo eran, no protestaban, y todo estaba perfecto.

Creo que es necesario reformar el órgano que habla sobre la Constitucionalidad de las leyes, así como el CGPJ, pero no precisamente ni cómo lo plantea Montilla; que para mí supone seguir la línea totalizante de control de los partidos políticos; ni en la manera que lo hace, aprobando en el Parlamento de Cataluña una proposición que insta al Gobierno de la Nación a modificar el Constitucional, esto me recuerda a la Asamblea de Madrid y las propuestas que aprueba...

Pero esto viene de lejos, y las viejas memorias recordarán cuando, por un tema de Estatuto, Lluís Companys se la montó a Lerroux allá por 1934, porque no acataba la decisión de lo que por entonces se llamaba Tribunal de Garantías Constitucionales. Se repite la historia...

De verdad, Señor Montilla, si quiere la Independencia de Cataluña, proclámela ya, y déjese de intentar meter dentro del marco de la Carta Magna lo que no entra ni con vaselina. Yo entiendo que tienen que estar hartos de aportar el 18% del PIB de este país, lo comprendo, y además sé que tienen tradición histórica a estar fuera de España.

Hagan lo que quieran, pero si pierden, tengan la decencia de asumir la derrota y no "picarse" que es de niños pequeños, y tampoco pidan la revancha para ver si a la vigésimo octava vez con un poco de suerte... como están haciendo con las "ilegales" conductas independentistas en los diferentes municipios y que dejan claro, con la gran abstención, lo que les importa verdaderamente a los catalanes lo que ustedes promueven.

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