jueves, 26 de agosto de 2010

Criticar por el vicio de criticar

Lleva el Gobierno de España casi dos años diciendo que el PP "no arrima el hombro", y en política económica entiendo que no lo arrimen porque sería un descalabro, pero en política internacional... y con hechos tan claros como son los de Melilla y los cooperantes españoles en Mauritania no me cabe en la cabeza.

Respecto a Melilla, creo que el Gobierno ha actuado de manera solvente, en un plazo razonable, ha resuelto un problema que no es ni la primera ni la segunda vez que sucede ni que sucederá, pero que hay que tratar con la sangre muy fría y utilizando las armas del Estado de Derecho, no montando un espectáculo militar como con el famoso Perejil. No entiendo porque el PP pone como excusa una llamada del rey español al marroquí; en primer lugar fue por comenzar el Ramadán, y en segundo, para eso está la Corona, que no pasa nada por utilizarla.

Respecto a los cooperantes de Mauritania, la actitud ya si que es de risa, se ponen pegas a salvar vidas humanas. Me da exactamente igual lo que nos halla costado a los españoles la liberación, prefiero eso a que se pierdan vidas humanas. De acuerdo, no estamos para financiar a organizaciones terroristas, pero no vamos a crear mártires por esa razón.

El PP critica hasta en cosas que sabe de sobra que no tiene la razón. La portavoz popular en el Congreso, Saenz de Santamaría le ha cogido gusto a criticar a Zapatero y al PSOE, incluso, cuando es consciente de que las actuaciones que realizan son buenas. Con este espíritu, se les escapa La Moncloa por sus propios méritos.

Lo que si tengo claro es una cosa, los ministros de Zapatero podían acercarse al Parlamento, que allí no se comen a nadie, y den explicaciones de lo que hacen más a menudo, tanto de sus aciertos como de sus fallos.

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